jueves, febrero 02, 2006

ENCUENTRO PERSONAL Y VOCACIÓN

Dice un refrán popular: Cada uno es para lo que nace.
Es decir, viene al mundo para ser aquello que Dios quiere de él y para ello Dios lo adorna con las cualidades precisas.
Dios primero elige la misión y después al instrumento que la ha de llevar a término.

“- ¿Por qué he nacido? –había dicho de un tirón Martina.
-¡Alto ahí! ¡Pregunta desleal!
-¿Por qué?
-Porque no está en la enciclopedia.
-¿Y por qué no está?
-Porque hay preguntas a las que es preciso responderse solos. Hay una respuesta solo para mí, una respuesta solo para ti. Yo, por ejemplo, nací para ser ferroviario y conducir trenes, para leer la enciclopedia, para enamorarme de la abuela y casarme con ella, para tener a Margarita y luego hacerme viejo y ser el abuelo de Martina.
-¿Y yo?
Tú lo descubrirás cuando crezcas. ¿Te acuerdas de aquel calendario que te regalé el año pasado, el Calendario de Adviento? Todos los días abrías una ventanita y descubrías qué había detrás. Sucede más o menos lo mismo. Creces y abres las ventanas. Lo importante es verlas, como las puertas.
-¿Las puertas que están por doquier y que nadie ve?.
-Claro.”
(Susanna Tamaro, Tobías y el Ángel, pp 30-31)

“Las palabras del abuelo eran distintas de las palabras de la cinta basura. No eran palabras-flecha, palabras-guijarro-en-la-cara. En vez de cerrar las puertas, las abrían. Había sido él quien se lo había confesado un día, sentados en un banco del parque.
-¿Sabes por qué las personas se aburren?-le había preguntado de sopetón.
-No
-Porque no ven las puertas.
-¿Qué puertas?
-Las que están escondidas por doquier.
-¿Por doquier, dónde?
-En el aire, en torno a nosotros, en las casas, en los paisajes, en las estaciones de autobús y en la panza de las personas. Si sabes abrir las puertas, nunca estarás triste.

Entonces había entendido que las palabras del abuelo eran palabras-llave. Avanzaban siempre explorando el aire, transformando una cosa en otra.

Palabras-llave y palabras-manta, palabras tibias bajo las que dormirse tranquilos como los enanitos mimados por Blancanieves”
(Susanna Tamaro, Tobías y el Ángel, pp 25-26)

Caro amigo: el abuelo había sido llamado para algo, en apariencia. vulgar. Gracias a que fue fiel, nació Martina.

Y Martina descubrirá su encargo cuando aprenda a decubrir las puertas. Las puertas se descubren y se abren con las palabras-llave que el abuelo le enseña. En la conversación sosegada con el abuelo. En el trato personal, amoroso, con el abuelo.

Te invito a encontrar el porqué y el para qué de tu vida.

Jesús -como el abuelo- te dirá las palabras-llave. ¿Dónde? En la conversación que tengas con Él. Te espera en cada Sagrario desde hace mas de dos mil años.

Un fortísimo abrazo.

8 comentarios:

Ver para crer dijo...

Finalmente consegui pôr direito o link para ti!
Pensei que era caminante.blogspot.com.
Bons postes.

caminante dijo...

Muchísimas gracias.Espero poder hacer lo mismo.
Me alegro que te agraden las cosas que escribo o transcribo.
Un fortísimo abrazo.

xana dijo...

caminante..

gracias...

un abrazo.

xana dijo...

encanta-me essa ideia de abrir as "portinhas" do calendário diariamente.. descobrindo o que Deus reserva para mim, o que deus me chama a "hacer"..



mui bueno tu post..

caminante dijo...

Xana, lo que Él quiere es tu corazón, mi corazón..."Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos guarden mis caminos" (Prov. 23, 26).Para eso ha venido.
Gracias.
Un fortísimo abrazo.

caminante dijo...

Agradecido, SM. El caminante descubre paisajes nuevos. No quiere quedárselos para sí. Ayuda saber que otros se benefician
Y que se hace ca mino al andar...
Un fortísimo abrazo.

Anónimo dijo...

Cuanta razón hay en sus palabras..Gracias!
Solo abriendo día a día las puertas del calendario, y dejandolas abiertas para que puedas escuchar las palabras-llaves que Jesús te quiere decir irás descubriendo cual es tu camino, irás encontrando nuevas puertas y llegarás a porqué y para qué de tu vida!!

Lety Ricardez dijo...

Caminante, hasta aquí he llegado, paso a paso, sin saltar uno sólo. Y se que lo que dice es cierto, puertas existen por doquier, que por mucho tiempo no abrimos. Sólo alcanzamos a ver la luz por las rendijas, pero el día llega, y es Dios quien lo permite, para que se abran una tras otra.
Algún día le contaré de mi, o usted, si así lo quiere Dios me seguirá conociendo allá en mi blog, donde intento desnudarme para crecer y compartir la experiencia.